martes, 26 de octubre de 2010

Llegada a Santiago

Llegada a Santiago
Los problemas económicos se agravaron en gran parte, cuando el padre de familia falleció en 1931. Violeta se fue a vivir a Santiago a los 15 años, invitada por su hermano Nicanor, que estaba estudiando allí. Retomó los estudios en la Escuela Normal de Niñas, donde no se sintió a gusto, porque es el canto y no la escuela lo que le interesaba. Por ello, la abandonó y se presentó en bares, quintas de recreo y pequeñas salas de barrio junto con su hermana Hilda, en un dúo de música folclórica llamado Las Hermanas Parra. Hicieron de este trabajo una fuente de ingresos.[3]
En 1935, su madre y sus hermanos llegaron a Santiago y se instalaron en la comuna de Quinta Normal. Se casó con el empleado ferroviario Luís Cereceda en 1938, y con él tuvo dos hijos, que también se convirtieron en importantes músicos: Ángel e Isabel, que llegaron al ambiente artístico utilizando el apellido materno. El matrimonio, que vivió temporalmente en Valparaíso, no tardó en presentar inconvenientes, dado el carácter inquieto y lleno de distracciones de Violeta (que cantaba en botes del puerto, se presentaba en radios y se había unido a un grupo de teatro), que no se acomodaban al ideal convencional de esposa casera de Luis Cereceda. Se separaron en 1948. En 1949 nace su hija Carmen Luisa Cereceda Parra. En ese mismo año contrae matrimonio con Luis Arce y en 1952 nace su hija Rosita Clara.[1] En la misma época, editó sus primeros discos junto con su hermana Hilda, para el sello RCA Víctor. Se trataba de grabaciones en formato single de canciones populares chilenas, como "El Caleuche", "La Cueca del Payaso" y "La Viudita". El dúo funcionó de manera constante hasta 1953.
Fue posiblemente la soltería lo que impulsó a Violeta a continuar su labor creativa en diversos escenarios de la capital. A principios de la década de los 50, comenzó su extensa labor de recopilación de tradiciones musicales en diversos barrios de Santiago, y por todo el país. En estas andanzas, conoció a diversos poetas chilenos, incluyendo a Pablo Neruda y Pablo de Rokha. Su hermano Nicanor la estimuló a asumir con personalidad propia la defensa de la auténtica música chilena, en contra de los estereotipos que hasta ese momento se manejaban. Es así como su repertorio, hasta entonces basado en valses peruanos, corridos mexicanos, boleros y cantos españoles, pasa a las canciones más tradicionales del campo chileno, que le permiten descubrir los valores de la identidad nacional como ningún otro artista lo había hecho antes.
Esta labor de recopilación está plasmada en más de tres mil canciones, reunidas en un libro (Cantos Folclóricos Chilenos) y sus primeros discos en solitario, editados por EMI Odeón.

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